Visión de mi hijo

                Según vamos cumpliendo años, la capacidad de sorpresa del ser humano es cada vez mayor, sobre todo si un fenómeno anormal nos toca vivirlo en primera persona. La muerte es una parte de nuestra vida. ¿Pueden los fallecidos aparecer en el mundo de los vivos? ¿Resulta posible la comunicación con los difuntos? He escuchado alguna vez, que los seres queridos muertos se comunican de alguna forma misteriosa con sus familiares terrenales. Me parece que las visiones, las apariciones, los reencuentros y tantas otras experiencias paranormales pueden ser ciertas para quien las vive, pero carecían para mí de una realidad objetiva era escéptico.

                Quienes me conocéis sabéis que tengo raciocinio y puedo relatar con rigor lo que he vivido, sentido, soñado, experimentado o padecido, no puedo definirlo exactamente. Como ya dije me encontraba recorriendo el camino lebaniego hasta el monasterio de Santo Toribio de Liébana. La noche del sábado al domingo 16 de abril estaba acostado en mi cama en el albergue de peregrinos de Potes. No puedo decir la hora y si estaba despierto o dormido o soñando. Sin saber cómo aparece una forma circular más negra que la oscuridad de la noche y de ella surge mi HIJO acompañado de otra persona que no logro saber quién es. En ese preciso momento una alegría inmensa jamás sentida recorre todo mi ser. Tenía barba de varios días e iba vestido con un niqui de rayas horizontales blancas y oscuras. Su imagen era nítida, camina hacia mí, se para a mi lado y no percibí contacto alguno me besa. No puedo decir cómo, pero reacciono y me digo, esto no puede ser real, mi HIJO ya no es de este mundo y acto seguido desaparecen. En ese instante me invadió un estado físico de sosiego, de alivio, de paz y tranquilidad que nunca antes he disfrutado. Ni qué decir tiene ya no pude dormir pero me encontraba muy a gusto y emocionado y lamenté mi torpeza por haberlos ahuyentado. Muchas preguntas manaron de mi cabeza que tal vez si hay otra ocasión conoceré las respuestas. Tal vez vino a decirme que donde está se encuentra bien y que nos protege, deseo que así sea.

                Esta visión individual y subjetiva como los sueños de cuya veracidad dudamos hasta nosotros mismos en el momento de despertar es algo inexplicable, esta vivencia que cuento me ha sucedido, solo sé que me ha trastornado positivamente y de ella tengo que sacar consecuencias y conclusiones. Esa mañana, cuando eché la mochila al hombro era más liviana, formaba conjunto con mi cuerpo y subí al Monasterio para cumplir con mi propósito  sin saber lo que me aguardaba  en la explanada y en el Monasterio, no existía el dolor, ni el cansancio, ni el frio, mi HIJO iba a mi lado, doy fe de ello y en otro momento contaré que sucedió.

Hoy día 24 de Abril, trece meses ya



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